Nadie tiene excusa

Semana de clásico, semana que da mucho que hablar. Dos equipos consiguen parar el mundo para batirse en duelo por 3 puntos. Esta vez, el estadio vacío por culpa del COVID19. Los dos equipos llegaban con derrotas en Liga, el Barcelona con problemas institucionales, el Madrid con problemas tácticos. Koeman, en su primer clásico buscaba consolidarse como el emblema de la vertebración del nuevo Barcelona post 8-2, y Zidane quería demostrar al mundo la confianza depositada en sus jugadores. No le han fallado y Koeman ha salido peor parado.  

El Real Madrid se impuso por 3 goles a 1 al club catalanista. Demostró que la "piña" en el vestuario es más efectiva que la lucha individualista. Un Madrid sin estrellas ni estandartes se mantuvo como un bloque ante un Barcelona intermitente que se vio sacudido ante la jugada más polémica del encuentro. Un penalti señalado por el colegiado declinó la balanza a favor del equipo merengue. Messi y los suyos después de ese estacazo quedaron heridos de muerte, no supieron reaccionar y acabaron encajando, no solo el penalti sino un tanto más.  

¿A qué se aferró el Barcelona como chivo expiatorio para ser el causante de todos sus males? Al árbitro. La polémica es un tema muy recurrente en el fútbol. Se utiliza como excusa para no hacer un análisis interno reconociendo los verdaderos problemas que atañen a un equipo en concreto. El Barcelona no achacó su derrota al mal estado físico, ni a su "messidepedencia", ni a su reducido fondo de armario de calidad. Todas las culpas fueron para el de siempre, las críticas se concentraron en una sola jugada, que marcó el devenir del encuentro pero que no es determinista total del resultado final.  

¿Hacemos algo parecido en nuestras vidas con respecto a Dios? Mucha gente pone excusas para no acercarse a Cristo cuando Él le tiende la mano.” Estoy muy liado, no soy tan malo, si existe el mal entonces Dios no es justo, en la Iglesia hay mucha hipocresía” ... son algunas de las grandes excusas que el ser humano pone para no arrepentirse y volverse a Dios. La Biblia nos enseña una realidad muy clara, NADIE TIENE EXCUSA. Romanos 1:20, nos muestra que Dios por medio de su creación es tan claramente visible que nadie debería tener ninguna excusa para rechazarle. Hubo una historia que relató Jesús en la Biblia narrada en Lucas 14:16-24, en la que hablaba de unas personas invitadas a una fiesta y dice que todos a una comenzaron a excusarse. Uno tenía que ir al campo, otro se acababa de casar y no podía ir... Todos tenían su coartada para dar boleto a la invitación ofrecida. Entonces el anfitrión fue a invitar a los cojos, a los ciegos y mancos del pueblo a su ceremonia. Extendió su invitación a aquellos despreciados, de los cuales algunos acudieron sin excusa a ese gran convite.  

Si te caracterizas por rechazar a Dios y no arrepentirte, yendo a la raíz del problema, estás despreciando esa gran oportunidad. Echar balones fuera y no asumir que eres pecador y que deberías estar en el infierno te hace merecedor del mismo. Ahora bien, estás invitado a la cena, Dios por medio del evangelio, y no de otra manera, te está dando la oportunidad de que dejes tus apariencias y tus miradas hacia otro lado para que le mires a Él. No le eches la culpa a nada que no seas tú. Considérate, no desde un punto de vista egoísta, sino desde el examen personal y desde la ley de Dios, que es quién marca el bien y el mal. Examínate y reconoce que tus obras no van a salvarte. Puede que tengas razón y haya hipocresía en las iglesias y que haya mucha maldad en la tierra, pero que nada de esto sea utilizado como arma arrojadiza contra Cristo. Hoy es día de salvación, ¿podrás poner alguna excusa cuando caigas de rodillas en el día del juicio ante el Dios soberano? No seas como esos entrenadores que, en lugar de hacer autocrítica, utilizan al árbitro como sparring de todos sus problemas. Arrepiéntete, cree en Cristo y ten claro que nadie, absolutamente nadie tiene excusa para no entrar confiadamente al banquete, al que el mismo Dios te está invitado, ¿vendrás o tienes alguna excusa? 

ARTICULO ESCRITO POR: JOSUÉ CÁRDENAS 

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